jueves, 29 de diciembre de 2011

Sin sabor.

Y no me mires, como si no pasara nada,
                                                               como si el mundo siguiese su movimiento aterrador...
                                        y yo, perdida en un baul,
revuelo aromas añejos y de polvo,
                                                                            aplauden mis pestañas las noches de sol




y de luna.


4 comentarios:

  1. Los ojos no pueden mentir,
    lo que la lengua tarda en arrastrar.

    El hielo se derrite en soledad, cuando nadie lo mira. Cuando nadie lo toca.

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  2. Pero la boca susurra sobre los labios y los labios sobre el hielo,
    y el hielo sabe, siempre sabe demasiado.
    Matices de un silencio arrastrado, un mutismo autóctono y profano, una sílaba rota , sin cuerpo ni alma.
    No hacen falta mas que dos palabras para sanar y mutilar un momento, exacto, perfecto, efímero.

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    1. El sabio hielo. El agua congelada, que cura nuestros golpes bordó.

      Es verdad eso, si, de que sabe demasiado de nosotros. Sabe todo lo que hemos intentado olvidar.

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  3. El sabe de encierros, de estanques de agua primitiva. Sabe de lágrimas, de piedras curtidas , de cuchillos imposibles y de plumas afiladas.
    Yo se que el sabe, el sabe que yo se. Ambos nos conocemos, en la aberración y el silencio, en un pasadizo secreto., estrecho y doloroso. También sabemos de transformación, cambios y transparencia. Sabemos del vidrio, del espejo y de las puertas ... sobre todo sobre ellas.

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